San Martín de Porres nació en la ciudad de lima en el año 1579, a su corta edad tenía conocimiento de la medicina natural y peluquería. Es considerado el santo de los humildes. Pues, gracias a su nobleza y sencillez logró la unión tres culturas diferentes que hacían vida en Perú para esa época. Descubre aquí, todo lo relacionado con este dominico.
Primeros años de vida
Los padres de San Martín de Porres era el noble burgalés Juan de Porres y Ana Velázquez, negra de origen panameño que residía en Lima.
Su madre era una mujer muy podre y por su condición no pudo contraer matrimonio con su padre. Sin embargo, le dio una formación religiosa desde muy corta edad.
Su padre vivía en Guayaquil y les enviaba dinero para las provisiones. Pero, al observar que Martín y su hermana Juana vivían en una situación de extrema pobreza, sin educación. Decidió reconocerlos como hijos ante la ley. De esta manera, a la edad de 7 años comenzó a vivir en Guayaquil junto a su padre.
Ingreso al convento de San Martín de Porres
A temprana edad el dominico ya se había formado como barbero, médico naturista y auxiliar dentista. Sin embargo, a la edad de 15 años fue invitado por el Fray Juan de Lorenzana a ingresar a la Orden de Santo Domingo de Guzmán. Pero, como servidor, por ser hijo ilegítimo.
En esta orden vivió alrededor de 9 años donde realizaba algunas actividades al servicio de los dominicos y recibía alojamiento. Más tarde, en el año 1603 fue admitido como hermano en el monasterio. Gracias a su gran servicio y humildad.
De esta manera en 1606 se ordenó como fraile desempeñando votos de castidad, obediencia y pobreza. Pese a la negación de su padre. Es importante resaltar, que San Martín de Porres logro convertirse en fraile dominico gracias a su gran virtud, la humildad que lo caracterizaba.
Vocación misionera
Durante toda su vida fue un hombre que ejercició su vocación misionera y pastoral. Pues, se dedicaba a enseñar a los indios, y negros la religión católica. Pues, impartía sus doctrina en algunas calles de Lima o haciendas cercanas al convento.
Por otra parte, siempre estuvo preocupado por la situación de los más desvalidos, huérfanos y mendigos. Incluso, con el apoyo económico de algunos ricos de la ciudad fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz donde les ayudaba con comida, vestidos, formación educativa y religiosa.
Es importante resaltar, que Martín llegó a rebasar fronteras con su vocación misionera. Pues, llegó a visitar China, Filipinas y Japón para ayudar a los más necesitados de esas regiones.
Sacrificio y abstinencia
La vida de este fray dominico estaba llena de sacrificios solo dormía dos horas durante el día, la mayor parte del tiempo se la pasaba en oración y meditando. También, practico la abstinencia y la castidad.
Al igual que Santa Rosa de Lima castigaba su cuerpo, con golpes en la espalda y las pantorrillas. Pero, sin que esto deteriorara su salud para seguir trabajando en pro de los más necesitados.
Se dice que debajo de su túnica llevaba ceñido una cadena de hierro como símbolo de sacrificio. También, procuraba comer poca porción de comida y era vegetariano.
Vida espiritual
Con respecto a su vida espiritual San Martín de Porres, era un hombre de oración y meditación. El cual tenía don profético, pues predijo su muerte y asuntos relacionados a la vida de otras personas. Quienes no salían de su asombro al escuchar sus facultades de videncia.
De igual forma, a través de la meditación conseguía levitar y oraba en lengua. Asimismo, tenía la facultad de ubicuidad. Es decir, que podía aparecerse o desaparecer de manera inexplicada en un lugar.
Don de la bilocación
A San Martín de Porres se le concedió el don de bilocación. Debido a que, fue visto en África, China, Japón y México sin haber salido de su cuarto en el convento. Pues, se consideraba que era visto curando enfermos y animando aquellos que se encontraban en dificultad.
Además, estando en el monasterio muchos moribundos y enfermos afirmaban haberlo visto llegar a sus habitaciones para curarlos y darle consuelo.
Incluso, muchas personas afirmaban que había entrado o salido del convento, cuando este estaba con todas las puertas cerradas.
Su muerte
San Martín de Porres desde los 40 años padecía de una enfermedad incurable que le causó su muerte a los 70 años de edad. No obstante meses ante vaticinó su muerte, ya que exclama el momento de su encuentro con Dios ya había llegado.
Dicha noticia causó la tristeza de todos los habitantes de la ciudad de Lima. Debido a que, se había ganado su respeto. Incluso, en el hecho de su muerte el virrey llegó a pedirle que abogue por él, cuando llegará al cielo.
Así, espiró el 3 de noviembre de 1639 mientras sus amigos dominicos pronunciaban el Credo. A su sepelio asistieron un gran número de personas. Logrando unir en un mismo lugar a indios, españoles y negros. Todos unidos, para darle un último adiós a este fray dominico.
Milagros atribuidos
Durante el proceso diocesano para la canonización de San Martin de Porres se encontraron muchos milagros certificados. Sobre todos de los religiosos dominicos que vivían con él en el monasterio.
Se consideró que tenía control sobre las plantas y los animales. Pues, las plantas germinaban en poco tiempo y los animales acataban sus órdenes. Incluso, se dice que hacía que un gato, un ratón y un perro comieran en el mismo plato si pelear.
Se le atribuye el don de sanación, porque era capaz de sanar las personas con enfermedades terminales y desahuciadas.
Finalmente, San Martín de Porres fue canonizado como el primer Santo negro de América. Considerado por los peruanos como el Patrono de la Justicia Social. Es ejemplo para muchos que profesan la religión católica, pues fue un hombre que se caracterizó por la humildad y el velar por el bienestar de los más necesitados. Es decir, es un modelo a seguir.